Domingo, 28 de Abril de 2024

"Scioli secreto", el libro que pinta al precandidato del FpV

Escrito por los periodistas Pablo Ibáñez y Walter Schmidt, el libro reconstruye los matices de la figura, vida y pensamiento del actual Gobernador bonaerense, erigido como candidato presidencial único del oficialismo. Su carrera como deportista, empresario y político. El hombre en su intimidad mirado por sus más cercanos y hasta sus enemigos. Ibáñez hizo un análisis de cómo fue la elaboración del trabajo y un pantallazo del año electoral en curso, donde Daniel Scioli llega como uno de los favoritos.

29-06-2015



Los autores, Pablo Ibáñez y Walter Schmidt, preguntan "¿Si gana las elecciones será la marioneta de Cristina o un Presidente poderoso? ¿Podrá desmarcarse de Zannini y los miembros de La Cámpora que quedarán en el Estado y el Congreso? ¿Quién es de verdad Daniel Scioli?", una introducción a los aspectos que cubre el libro de reciente publicación.

"Tomamos una serie de decisiones. La primera era que no podíamos escribir un libro sobre un personaje político vivo y vigente sin hablar con él, casi que fue una condición. Porque no íbamos a hacer un libro con historias de oído o con las viudas de él. Y segundo era cómo contar a un tipo sin ser árbitros, sacándonos los prejuicios, las miradas y demás; y decidimos contarlo de una manera que era un guión, una novela. Tratando de reconstruir con muchísimas entrevistas que hicimos, pero muchísimas, una cantidad enorme de entrevistas; entonces en el libro hay mucho relato, mucha anécdota", reveló Ibáñez, en diálogo con Buenos Aires 2punto0 Formato Radio.

Pablo es periodista de Ámbito Financiero y colabora con distintos programa de radio y televisión, además de conocer como pocos toda la política del Conurbano; y Walter, por su parte, trabaja para la agencia DyN y sigue la política desde hace más de 20 años. "La idea era reconstruir el momento, siendo nada más que relatores. Está cargado de anécdotas", siguió.

El trabajo recorre toda la vida del Mandatario provincial, desde su etapa como deportista a su rol como empresario y, a fines de los noventa, su tardía incursión en la política sin militancia de base previa. Una característica que particularmente Ibáñez observa también en Mauricio Macri, otro de los mejores posicionados para los comicios y que asocia a un formato de política posterior a la crisis del 2001, instalándose definitivamente.

En ese sentido, el rol de Daniel Scioli -indaga el periodista y escritor- es definitivamente complementario con la estructura del kirchnerismo. De ahí que hayan convivido por tantos años a pesar de los picos de tensión que tuvieron desde 2003 a la actualidad, tanto con Néstor Kirchner como Cristina Fernández de Kirchner posteriormente.

Ibáñez también introduce otro factor complementario: la personalidad metódica y rigurosa que forjó el Gobernador bonaerense, su grado de disciplina, tras su incursión por el mundo del deporte. Es esa constancia la que también ayudó a mantener el mismo temple incluso en momentos de suma conflictividad con la Casa Rosada y ahora haber logrado, finalmente, ser el elegido para la sucesión cuando muchos apostaban que eso no sucedería.

"Se da un fenómeno particular porque Scioli no es históricamente de la provincia. No es de la provincia, no viene del formato clásico del PJ bonaerense y nunca construyó política en la Provincia de Buenos Aires. Constituye una particularidad. Es un tipo que tiene que ver con el nuevo formato de los políticos, la generación post 2001, que está muy reseteada en el formato de los medios y que entienden la política desde otro concepto", arrancó.

"El otro posicionado es Macri y Macri y Scioli son bastante parecidos. Porque son dos tipos que llegaron tarde a la política, ambos pasados los 40 años. Llegaron a cargos de gestión. No tuvieron historia de militancia en la juventud ni en la primera adultez. Y armaron su construcción como personajes públicos en actividades ajenas a la política. Explica mucho de lo que va a venir, porque va a cambiar el tipo de liderazgo, el tipo de jefatura, incluso el tipo de lenguaje en que los funcionarios y los políticos se comuniquen con la gente", subrayó.

También interpreta que, por esas razones, la necesidad de construir un aparato territorial propio nunca fue una prioridad para Scioli. "Yo voy más allá. No le obsesionó a Scioli tener eso. No le interesó. Porque si es un Gobernador que hace ocho años que está al frente de Buenos Aires, montando una estructura monumental política y de cargos, porque hay un funcionarato fenómeno que puede hacer el simulacro de que hay un espacio político que se llama sciolismo", profundizó.

"Scioli tiene un solo candidato. Que es Scioli", resumió.

"Un hombre que piensa la política de esa manera también está reflejando, porque da a entender a los demás cuál era su poderío. Y su poderío es hacer la relación hacia fuera, el manejo comunicacional, el discurso. Ser un sujeto electoral, que para mí es distinto a ser un sujeto político. A mí entender, y me puedo equivocar, Scioli está acostumbrado a compartir poder, podría tranquilamente cohabitar con un Vicepresidente como Zannini, que es muy distinto, y también con Cristina Fernández de Kirchner, que no va a tener cargo político pero va a tener una visibilidad y va a estar ahí como una especie de garante imaginaria, pero sin demasiado protagonismo como hasta ahora", destacó.

"Scioli supo convivir, pero la convivencia es de a dos. A Scioli supo convivir cuando a él le tocaba ser el más débil, el más frágil, porque el poder estaba centralizada", analizó.

"Entonces, en lo que viene, en la relación Cristina-Scioli que viene, yo creo que va a depender más de la actitud que tome Cristina que la actitud que tome Scioli. Porque yo creo que el que se va es el que tiene que, de alguna manera, tomar distancia. Y yo tomo como referencia a Néstor Kirchner y Duhalde, que salió de la cancha, o ejemplos del exterior, como Lula, Bachelet o Tabaré y Mujica. Donde el Presidente que se iba tomaba alguna distancia para no complicar la construcción y la conducción del nuevo Presidente que viene del mismo espacio", comparó.

"Es alguien con quien, a pesar de muchísimas diferencias, en momentos de extrema tensión y que la relación con Cristina nunca fue buena -y esto lo contamos en el libro-, desde que se conocieron los dos como diputados, a lo mejor Scioli es el menos "peligroso" para el kirchnerismo", reflexionó el autor del libro.

"Uno de los datos que a mí más me llamó la atención, quizá el que más me llamó la atención, es que Scioli es patológicamente rutinario y metódico. Muy metódico y muy rutinario. Todos los días las mismas cosas, come lo mismo, es muy quisquilloso con la comida, tiene una rutina premeditadísima. Y además todo rápido hace: lo que se puede resolver en cuatro minutos, lo resuelve en cuatro minutos. Por eso siempre a la política, con los protocolos convencionales, siempre le resultó un bicho extraño", ejemplificó.

"Tiene disciplina, algo que consideramos con Walter que termina adquiriendo del deporte. Y esa misma disciplina es lo que le permitió soportar determinadas situaciones de mucha tensión: primero el período de freezer en que lo puso Kirchner cuando era Vicepresidente, después la tensión en 2010 y después en 2012 con Cristina. Y lo soportó porque tiene disciplina", consideró.

"Y Scioli siempre entendió que, fuera del dispositivo del kirchnerismo, no era un sujeto electoral con peso propio. Hay como una necesidad compartida. El kirchnerismo siempre necesitó a Scioli como sujeto electoral, como candidato, y yo cito la frase famosa de que en los años pares, cuando no hay elección, la relación anda mal y en los impares, que hay elecciones, la relación mejora. Y ahora se vuelve a probar esa tesis. Y Scioli necesita al kirchnerismo como un paraguas, porque necesita ese espacio político, electoral, incluso ese espectro ideológico", recordó.

"Su objetivo primordial es que hubiera un solo candidato en las primarias del Frente para la Victoria, naturalmente que fuera él. En pos de eso, él aceptaba todo", fundamentó.

"En un momento no era una primaria de papel, no era como la de Cambiemos. Randazzo se tomó muy en serio la decisión de competir contra Scioli. Ahí había como una contradicción, porque el sciolismo decía que quería una PASO, para tener un volumen propio; pero no una elección conflictiva, densa, y que tuviera que salir a remar para conseguir esos votos después de las PASO. Eso también lo pensó Cristina y dijo "No, simplificamos acá, resolvemos todo acá". Y de alguna manera, la reacción de Randazzo le demostró que quizá no fue una decisión equivocada", reflexionó.

Pablo Ibáñez concluye con esta frase: "Es cierto que Scioli nunca pegó el portazo. Ahora, también es cierto que Cristina nunca lo empujó".
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